lunes, diciembre 17, 2007

QUE VENGA CALAMARO

Que espectacular que está el último disco de Calamaro “La lengua popular” no he dejado de escucharlo desde que salí de vacaciones en septiembre, quise ir al concierto de argentina o al de chile pero no se pudo, así que ruego que algún peruanito con plata lo traiga por favor y de ser posible que no sea un concierto masivo como el de soda stereo al que no asistí por tenerle terror a las multitudes, a Calamaro lo quiero ver cerquita casi olerlo, y llanto asegurado.

Desde chibola me han vacilado los conciertos, empezando a los 8 años o por ahí con Pablo Ruiz (me moría por el), luego a los 12 vi a Muñecos de Papel (si también me encantaban aunque nunca vi la novela) entre los 13 y 16 años fui a ver a Maná como 4 veces, Vilma Palma unas 3, los Nosequien que tocaban en todas las kermesses, Menudo, casi voy a Bon Jovi pero al final no vino, Roxette, Cristina y los subterráneos, Locomía, Soda Stereo hace unos 10 años, y los peruanísimos de Mar de Copas a quienes acosé sin ninguna vergüenza.

Luego ya mas grandecita y recién salida del colegio vi a Los Pericos empecé a ir a los conciertos punks, todos los fines de semana tenía un concierto asegurado, casi siempre de bandas limeñas, porque de fuera vinieron muy pocas, Ataque 77, 2 minutos y eso es todo hasta hace poco que vino MXPX y Propagandhi que estuvieron geniales.

Luego pasada la euforia punk, y luego de un desmayo en un cine empezó mi fobia a las multitudes y mi asco y negación a hacer colas por lo que dejé de ir a conciertos. Aunque fui a ver a Daddy Yankke y Wizin y Yandel porque en ambos casos me regalaron las entradas, y a los Prisioneros solita porque no conseguí compañía.

Pero el mejor concierto al que he ido es al de Babasónicos, poca gente y un super grupo, sólo espero que pronto y de preferencia en la segunda quincena de febrero venga mi Calamarito querido, y que por favor la gente que sólo ha escuchado Flaca y Te quiero se abstengan de ir, no se ofendan pero dejen espacio para los fans, no me gustaría tener que estar en las filas de atrás.

viernes, diciembre 07, 2007

HACE UNOS MESES

Los sábados por lo general me despertaba 10 am y marmoteba un par de horas, salía a almorzar paseaba un rato y regresaba a marmotear, pero un sábado cambiaron los planes, Renzo un amigo de mi novio venía de visita a Lima, el es peruano pero reside en Estados Unidos hace varios años, yo recién lo iba a conocer aunque ya había escuchado varias historias de el.

Lo recogimos, paseamos en auto, conversamos, escuchamos música y llegada la hora de almuerzo fuimos al escondite del gordo, cambiamos los platos habituales por algunos con conchas negras, luego de eso nos fuimos al mercado de artesanías peruanas en petit thouars y me compré un gorrito negro bien lindo a 20 soles, había visto uno igual en dédalo a 130 soles, pero este además de barato era mas lindo ya que no tenia el rosón que llevaba el otro, los chicos también se compraron cosas.

Luego nos dirigimos a Barranco, dejé a la pitufina en el parque que está encima de la iglesia del puente de los suspiros y nos fuimos caminando a visitar a los ambulantes que venden chucherías a ver si encontrábamos algo interesante, nos tomamos fotos en el parque, en el puente, llegamos al pasaje donde venden comida y estuvimos viendo mas cosas, pasada una hora empezó a llover, bueno lloviznar, decidimos ir a comer al restaurante que está en el puente, ellos comieron anticuchos, rachi y picarones, yo comí choclo y manzanilla porque me moría de frío, en la noche teníamos una reunión por el cumpleaños de la esposa de un amigo de Andrés, nosotros no acostumbramos salir de noche pero por ser un buen amigo lo haríamos con gusto, así nos dirigimos al carro para enrumbar a su casa, aun eran las 5 de la tarde pero podríamos hacer tiempo por ahí.

Cuando llegaba a mi auto, feliz con mi gorrito nuevo, unos calentadores de piernas incaicos alucinantes, y unos aretes victorianos negros, noto que la ventana de atrás estaba rota, obviamente me habían robado, se llevaron lo esencial de la pitufina, los cojines del asiento donde apoyas la cabeza, los espejos laterales, la radio, los relojes, medidores y todas esas cositas que van delante del timón, los conductos de aire acondicionado, el cenicero, la guantera completita, la computadora osea su cerebrito, el radiador y cosas de adelante que desconozco, mi pitufina estaba inservible, yo tranquila, triste pero tranquila por lo menos estaba ahí, la podía ver, no desapareció por completo y con el respaldo de tenerlo asegurado.
Pero fue una joda, un mes sin auto justo las semanas que salí de vacaciones, primero me dijeron que el daño había sido demasiado grande y que me iban a indemnizar con el 40% del valor del auto, no era la voz, no podría conseguir otra pitufina por ese precio, pero finalmente luego de pelear 2 semanas, el seguro cubrió todo y sólo tuve que aportar 200 cocos, pero ahora me pregunto, si la computadora es el cerebro de la pitufina será que el auto que manejo es otro? Ahora me dicen que es muy probable que la computadora sea la misma, y el otro día escuché en las noticias que decían que las computadoras tenían un número de serie o algo así que no les permitía funcionar con otros autos, pero nose, ahora la manejo y la siento igual, pero a veces se queja y la pitufina no era quejona.