Las aventuras de la tia Jimenita

El jueves pasado salí de mi rutina, pocos lo saben pero tengo una rutina muy simple que consiste en trabajar de lunes a viernes y quedarme en mi casa viernes sábado y domingo con sus respectivas salidas a almorzar rico, a pasear por polvos azules, polvos rosados o al cine. No me gusta salir en la noche y mucho menos día de semana, prefiero la comodidad de mi hogar con buena compañía, que el frío y bulla de la calle repleta de gente que no conozco ni quiero conocer.
Pero algo especial me hizo cambiar de opinión y salir a enfrentar a la sociedad limeña, esto fue el concierto de Novalima, gran pero gran grupo de músicos que tocan música peruana mezclada con electrónica. A este grupo recién lo conocí en Enero pero me cautivó instantáneamente así que en cuanto me enteré de que iban a tocar en la noche, no lo dudé y armé el plan, desgraciadamente Andrés se quedo trabajando y no pudo acompañarme pero Maricarmen (amiga del trabajo) y Luli (amiga del colegio) se apuntaron rápidamente.
Maricarmen insistía en que debíamos llegar temprano para agarrar buen sitio, Luli insistía en que el concierto empezaba a las 10 pm y no alas 11 como yo decía. En fin llegamos temprano yo diría que 9 pm no había ni una sola persona haciendo cola ni cuidando la puerta, así que entramos y sorpresa total estaban haciendo la prueba de sonido, chapamos mesa y a tomar fotos se ha dicho, pudimos conocer a los músicos tal como se comportan con sus amigos mas cercanos, todo bien hasta que terminaron de ensayar y se nos acercó una española a interrogarnos y a pedirnos que por favor saliéramos a pagar nuestra entrada y hagamos nuestra cola, y si pues cuando salimos ya había una pequeña cola de 15 personas, nos colocamos primeras. Una vez pagada la entrada nos sentamos en la barra, todas las mesas de abajo estaban reservadas y bacán comiendo chicharrón de pollo y esperando y viendo como llegaba mas y mas gente y se iba llenando y esperábamos mas y se llenó completamente y ya no queríamos esperar, se me cerraban los ojos hasta que a las 12 empezó el concierto, alegría, aplausos, música, felicidad, la gente sentada y pasándola bien, a la tercera canción la gente ya estaba parada bailando y el concierto parecía peña, no me disgustó la bulla porque era música, no me disgustó la gente porque estaban felices, pero si me molestó un poco en realidad demasiado la chica que estaba sentada a mi lado, creo que sus caderas eran tan grandes que ocupaban mi banca y cada vez que se le ocurría moverse me daba un codaso o se apoyaba en mi espalda y yo calladita nomás porque a veces pienso que yo soy la loca que no soporta que la gente la toque, así que me arrimo para darle mas espacio y ella también se arrima y se me vuelve a juntar, parece que necesita el apoyo de mi cuerpo para no caerse y volteo a verla y si es caderona pero podría juntarse mas al chico con el que está en vez de rozar conmigo pero bueno la comprendo talvez sea la primera vez que sale con ese chico y no quiere parecer regalona así que la olvido por un rato pero otra vez empieza a moverse y apoyarse en mi espalda así que yo también me apoyo y pongo mi cartera puntiaguda muy cerca a ella para que cuando se le ocurra acercarse se pinche y retroceda, se habrá pinchado unas 4 veces y ya me dio pena y saqué la cartera , pero cuando comenzó el concierto se acomodó por otro lado y no me perturbó mas, al menos no ella pero si el mozo que sacaba vasos y jarras llenos y los pasaba por encima mío y yo tranquila sonriendo porque en fin es su trabajo y pobre de el atendiendo tanta gente.
Y cantaba la negra y yo la acompañaba y luego de una hora y media se despidieron y me fui a mi casita me metí a la cama y me tapé hasta el cuello y acomodé mis 6 almohadas y dormí feliz. Y puedo decir que valió la pena salir en la noche un día de semana.